viernes, 20 de septiembre de 2013

Balada triste de chancleta


Dedicado a ti, rastrera amiga, nunca nadie cayó tan bajo pero con tanta dignidad. Ya tus entretelas sugieren el dudoso honor de provenir de la inmundicia mas extrema, de la basura urbana. Tu seno es fruto del reciclaje industrial, de la nueva ciencia de convertir los desechos en filigranas, mas o menos útiles, para que cumplamos nuestra condición de consumistas. El neumático recauchutado corre por tu sangre, al igual que una tenia por el intestino. Sientes la velocidad que un día tuvieron tus moléculas, recorriendo caminos y autopistas de peaje. En silencio, ahora, añoras la rapidez del viento, tu calidad de vida se limita al “pasito a pasito” y si acaso, una fugaz carrera de alguna María enfadada porque la niña se mete al agua antes de hacer la digestión.

Nuestros pasos son los tuyos, nuestro destino playero va unido a ti como la mierda al culo. Siempre ahí, sin protestar y poniendo un fondo musical y rítmico a nuestras vidas con tu inconfundible clap, clap. Tu presencia es sinónimo de vacaciones, de tiempo soleado.. hueles a mojito, a jazmín, a pies... No conoces fronteras, ni clases sociales, lo mismo te da llevar encima a un premio nobel de literatura que a un inmigrante sin papeles, pero con chancletas.


Ah, ¡las chancletas de dedo! como se te denominaba antiguamente, cuando vendían el repuesto de la tira de plástico y no había dios que metiera el tope por tu agujerito. Con que humildad, sin decir un solo “clap”, has dejado que se mancille tu nombre. Ahora, a cualquier zapatilla, mas o menos plasticosa y florida, que deje al aire un buen manojo de mejillones se le denomina por tu nombre. En tu generosidad sin límites nos muestras dedos y uñas singulares, pies delicados y otros dignos de sustituirte por herraduras, pero tu permaneces ahí, impasible, aguantando lo que se te venga encima. En este mundo trepidante, todo se va perdiendo... ¿Que fue de aquellas madres, que chancleta en mano amenazaban a sus hijos para que dejaran de dar por culminada su actividad porculera?


De todo corazón, gracias por tu fidelidad, por pasar esos inviernos duros almacenada cual bacalao en salazón, esperando la llegada del buen tiempo para acompañarnos de nuevo a la playa.




5 comentarios:

  1. jajaja, muy bueno, como siempre !! la chancleta estará muy orgullosa . Me encantan tus relatos

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  2. Sublime, Eduardo!!! Tienes que decirme qué desayunas para que se te ocurran estas cosas jajaja

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  3. Genial, mi Edu !!! Tiene razón Marcela... las chancletas deben estar super orgullosas de ti, como nosotros lo estamos !!! A mí también me encanta todo lo que escribes !! Un abrazo muy fuerte, amigo.

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  4. Jajaja, contigo necesito un pañal porque me meo jajajaja

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  5. Jajajajaja, imaginación al poder, lo tuyo es increíble, hasta de las chancletas sacas punta.

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